El agua es un recurso fundamental para que nuestro organismo funcione correctamente, ya que cada célula que lo compone necesita del consumo de líquidos para funcionar de manera adecuada.
De allí surge la idea y necesidad de mantener hidratado nuestro cuerpo, más aún en épocas de mucho calor, ya que durante los meses de altas temperaturas se pueden provocar deshidrataciones importantes que afecten la vida sana y buena salud de las personas.
El cuerpo humano pierde agua todos los días a través del sudor, la orina y al gastar energía realizando actividades físicas o incluso, cotidianas. Por ello es importante evitar esperar a sentir sed para hidratarse, dado que se trata de uno de los primeros síntomas de la deshidratación. Lo adecuado es generar un hábito de conciencia y beber líquidos durante todo el día.
De acuerdo a las recomendaciones médicas, la ingesta de agua dependerá en gran medida de varios factores como la actividad física, edad, temperatura ambiental, estado de salud, etcétera. Aunque mínimamente, se recomienda beber entre 2 y 3 litros diarios.
Algunos síntomas de la deshidratación
Ahora que profundizamos en los beneficios de tomar agua diariamente, debemos saber algunos de los síntomas más frecuentes de la deshidratación para estar alerta y evitarla rápidamente.
- Cuando la deshidratación es leve o moderada, se presentan síntomas vinculados a la sed, a la falta de sudoración, reducción de la elasticidad de la piel, sequedad de la boca y disminución de la orina.
- Si la deshidratación es más grave, los síntomas se relacionan a la baja presión arterial que tiende a provocar mareos y/o desmayos, daños en algunos órganos como en el caso del hígado y los riñones.
Es muy importante mantener una buena hidratación diaria para evitar estos riesgos tan comunes en toda época del año y muy recurrentes en los meses de calor.
La ingesta de líquidos ayuda a:
- Regular y mantener la temperatura corporal.
- Favorecer el transporte de todos los nutrientes ingeridos hacia las células.
- Eliminar desechos mediante la transpiración y orina.
- Lubricar y posibilitar la amortiguación de las articulaciones.
- Proteger aquellos tejidos sensibles.
